Esta frase causó un verdadero terremoto político en Occidente, en Washington en primer lugar, donde algunos medios se apresuraron a acusar a Trump nada menos que de alta traición. El politólogo e internacionalista José Luis Valdés Ugalde dijo a CNN que Trump desacreditó "al aparato de inteligencia estadounidense al momento de apoyar al presidente Putin como presumible inocente de haber intervenido en el proceso electoral de 2016".
Al respecto, los medios rusos también citaron la frase de Trump sobre la "inocencia del Kremlin" como una señal de que la reunión ha sido un éxito de Putin. Pero al cabo de 24 horas, algo cambió y el presidente estadounidense rectificó haciendo un giro copernicano y sorprendiendo a todos.
Técnicamente, Trump dijo todo lo contrario, es decir, que no veía razones para NO creer en la injerencia rusa en las elecciones en EEUU. Un día después del encuentro en Helsinki, dijo a los medios que apoya y acepta la investigación de sus agencias de inteligencia sobre Rusia y su interferencia en las elecciones de 2016.
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El Senador Chuck Shumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, dijo que las palabras de Tump llegaron demasiado tarde para ser verdad. Frente a semejantes acusaciones el jefe de Estado norteamericano necesitaba desesperadamente una explicación. Y la encontró: un error gramatical.
Una rectificación que pierde fuerza si se tiene en cuenta que su frase original venía acompañada por la observación de que Putin ha sido "extremadamente fuerte y poderoso en su negación" de la injerencia rusa. Eso significa que dijo precisamente lo que quería decir.
Un 'error gramatical' que estuvo a punto de causar una nueva crisis política, y que es una muestra de que actualmente ni siquiera al máximo nivel de líderes internacionales se cumplen las normas universalmente reconocidas cuando los intereses políticos así lo requieren.
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Lo mismo se puede decir sobre una gran parte de los medios internacionales, que incluso han llegado a la conclusión de que se necesita una nueva ley para no cumplir las leyes existentes.
Así, el reputado periódico británico The Times hizo una inédita petición: aprobar una nueva ley, por encima de las existentes, para "castigar a Rusia" por su presunto papel en el "caso Skripal". Y es que en Reino Unido muchos acusan a Moscú de haber orquestado el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia con un agente nervioso en la localidad de Salesbury en marzo pasado.
Un desmentido que le importa muy poco al periódico The Times, que basado en esa noticia falsa exige que se apruebe una nueva ley que permita castigar a los 'culpables rusos' del ataque a los Skripal, en su artículo publicado "Necesitamos una nueva ley para castigar a los que envenenaron a los Skripal".
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Es decir, a los medios de Occidente no les interesa la verdad y 'venden' ser sus poseedores antes que los propios servicios de inteligencia. Desde esta perspectiva no es una sorpresa para nadie que 'se necesite' una Ley Skripal para poder actuar por encima de la ley y por encima de los hechos.
Lo que necesita en realidad es respetar las leyes existentes, y en particular la ley y las normas que rigen las actividades de los medios de comunicación y que obligan al periodista a comprobar y a contrastar la información. Si lo hacen, muchos problemas se resolverán por sí mismos.