Esta tercera parte incluyen los nombres de 11 atletas de cinco países (Reino Unido, Australia, Alemania, España y Dinamarca) que tenían prescripción terapéutica —así como el visto bueno de la WADA— para utilizar fármacos prohibidos en el deporte. Entre ellos las británicas Nicola Adams (campeona olímpica en boxeo), Laura Trott (doble campeona olímpica en ciclismo) y la australiana Kim Brenna (oro en remos).
Los documentos filtrados revelan que la WADA permitía usar fármacos prohibidos a campeonas olímpicas estadounidenses, las tenistas Serena y Venus Williams, la gimnasta Simone Biles y la baloncestista Elena Delle Donne.
La noche del 14 de septiembre, los hackers de Fancy Bear, que algunas empresas de seguridad informática vinculan con Rusia, publicaron los nombres de otros 25 atletas.
Tras publicarse el informe de McLaren, la WADA recomendó suspender a toda la selección de Rusia de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río 2016.
Por su parte, Rusia negó en términos categóricos su implicación en el hackeo de la base de datos de la WADA.