Son ocho países con veteranos de guerra en sus delegaciones paralímpicas, liderados por Estados Unidos, con diez atletas, seguidos por Gran Bretaña, Israel, Bosnia-Herzegovina, con cuatro cada uno, Sri Lanka, con tres y Turquía, Australia y Holanda, con un atleta cada uno.
Las guerras de Irak y de Afganistán son las responsables de buena parte de los atletas que hoy compiten en Río: 16 de ellos fueron heridos en esos conflictos, según los datos divulgados por el comité organizador Río 2016.
El estadounidense Alfredo de los Santos, de ciclismo en pista, por ejemplo, perdió su pierna izquierda en Afganistán en 2008, cuando el blindado en el que se trasladaba fue atacado por un lanza misiles.
Las guerras más recientes no son las únicas que han dado lugar a atletas paralímpicos; tres de los cuatro israelís de la lista, por ejemplo, fueron heridos en el conflicto entre Israel y Líbano, cuyas primeras hostilidades se remontan a los años 60 del siglo pasado.
Los cuatro jugadores de voleibol sentado de Bosnia proceden de la guerra de los años 90 y el atleta de tiro turco Muharrem Yamac servía al Ejército durante la revuelta kurda del país, en los años 80 y 90.