"Los últimos 30 días se han hecho análisis constantes en la bahía que no han dado motivo alguno al COI para reprochar la calidad de sus aguas", dijo a la prensa.
El estado de las aguas de Guanabara se vio en entredicho después de que un windsurfista surcoreano fuera hospitalizado en agosto de 2015 tras participar en unas pruebas en la bahía de cara a los JJOO 2016.
Los análisis de las muestras de agua recogidas en los lugares de futuras competiciones olímpicas en Río revelaron un serio riesgo para la salud de los deportistas debido a un nivel de contaminación prácticamente idéntico al de las aguas residuales.
A raíz de ello, el presidente de la Federación Internacional de Natación (FINA), Julio Maglione, instó a la alcaldía de la ciudad brasileña y al Comité Organizador de Río 2016 a revisar las condiciones de los lugares de competiciones acuáticas por ser contrarias a los requisitos de la FINA.
Una de las voces más recientes en criticar el estado de las aguas de la bahía fue el brasileño Torben Grael, cinco veces medallista olímpico y coordinador técnico del equipo olímpico nacional de vela en Río 2016.
"Nuestro estadio fue entregado lleno de basura", sentenció Grael al comentar el pasado martes las condiciones del campo de regatas en Guanabara, una bahía que recibe las aguas residuales de 12 millones de habitantes a través de cientos de vertidos y más de 55 ríos.