Las escenas de tensión y conatos de enfrentamientos entre hinchas argentinos y brasileños que animaban a Suiza durante el partido que enfrentó a europeos y suramericanos en los octavos de final del Mundial, alertó a la seguridad del torneo que podría tomar medidas para futuros partidos, informaron hoy medios locales.
"Todavía no estamos teniendo grandes problemas, aún con la costumbre de tener aficionados rivales mezclados”, dijo el director de comunicación del Comité Organizador Local (COL), Saint-Clair Milesi.
Sin embargo, reconoció que el "exceso de entusiasmo" en los aficionados multiplica los riesgos de seguridad lo que hace a los organizadores redoblar los esfuerzos para evitar que las tensiones desemboquen en problemas graves.
Durante el desarrollo del partido entre Argentina y Suiza, disputado en el en el estadio Arena Corinthians, se registraron escenas de tensión que obligaron a la seguridad del estadio a intervenir y tratar de separar a ambas aficiones en el graderío, una medida de prevención que no se adopta durante el Mundial por las especiales características de este.
Las disputas no llegaron a enfrentamientos abiertos ya que el gol del jugador argentino Ángel Di María que clasificó a su equipo poco antes del final del tiempo de prorrogación calmó los ánimos de los aficionados.
Tras el fin del encuentro, la Policía Militarizada brasileña intervino para dispersar a la hinchada argentina reunida en el barrio de Vila Madalena, en la Zona Oeste de Sao Paulo, para celebrar la victoria de su equipo sobre Suiza, informaron fuentes oficiales.
Los aficionados argentinos se reunieron con ambiente festivo en las calles del barrio de Vila Madalena que habían convertido en su centro de concentración hasta que, alrededor de las dos de la madrugada hora local agentes de la policía se desplegaron por las inmediaciones para que los hinchas lo desalojasen.
Fuentes policiales informaron que la acción policial buscaba garantizar los derechos de los habitantes de la zona en un día laboral así como facilitar las labores de los servicios de limpieza que se iniciaron tras el desalojo de los aficionados.
Alrededor de 100.000 argentinos se desplazaron hasta Sao Paulo para ver el partido que enfrentó ayer a Argentina y Suiza por los cuartos de final del Mundial, muchos de ellos sin entrada.
Estimaciones policiales calculan que unos 2.000 continuaban concentrados en Vila Madalena cuando se inició la operación policial.
