El español Unai Emery fue cesado el pasado fin de semana como entrenador del Spartak de Moscú tras una aplastante derrota de sus pupilos ante el Dínamo (1:5) en el campeonato ruso. La destitución del técnico vasco provocó numerosos comentarios en la prensa y la afición futbolera.
En diez años el equipo moscovita cambió ocho entrenadores. Según el ex jugador del Spartak, Maxim Buznikin, el puesto del técnico está “maldito” y los que más sufren por los constantes cambios de políticas y estilos de juego del conjunto son los hinchas.
Buznikin lamenta que se haya perdido “el espíritu espartano” y opina que Emery no supo comprender la esencia del equipo y de la Liga rusa.
Pero, ¿dónde acertó y dónde se equivocó el vasco durante los seis meses al frente del Spartak?
Entre los aciertos de Emery, los expertos deportivos destacan la buena política de transferencias, especialmente con los últimos fichajes – Rómulo, Jurado, Chelstrem.
Y aunque sus errores son más numerosos, los profesionales sostienen que no se puede echar toda la culpa al entrenador, ya que el propio equipo no ponía demasiado empeño en su labor. Algunos “astros” del club se sentían tan seguros de sí mismos que perdieron la destreza de “quitar el balón” al adversario. Y a Emery no le quedaba más que conformarse con la plantilla que había heredado.
Intentó echar mano de la experiencia de los internacionales- argentinos y brasileños – pero fue duramente criticado. En el Spartak comenzaron a oírse voces de descontento porque los futbolistas rusos se sentían desaprovechados en el banquillo, con pocas oportunidades para lucirse en el campo.
Al vasco le reprochan también la falta de disciplina y de un respeto elemental en sus pupilos. En uno de los recientes partidos, algunos jugadores del Spartak ni siquiera estrecharon la mano del técnico tras ser sustituidos en el partido. Por otra parte, antes del decisivo derbi que le costó el puesto a Emery, tres de sus pupilos fueron vistos en un local moscovita, bebiendo alcohol y descansando en compañía de amigos y aficionados.
El capitán del equipo, Dmitri Kombarov, reconoció en una reciente entrevista que a Emery le faltó mano dura con el equipo.
Mientras los expertos discuten sobre el bien y el mal que hizo Emery al Spartak, el propio entrenador agradeció a la afición a través de su blog. Uno de sus fichajes estrella, el centrocampista José Manuel Jurado, deseó suerte al vasco, pero el delantero Artiom Dzyuba, le etiquetó de “tecniquito”, comentario que le mereció una multa equivalente al 50% de su sueldo mensual.
Tras la destitución de Emery, el antiguo entrenador de Spartak, Valeri Karpin, volvió a asumir las riendas del equipo, pero solo temporalmente. Se prevé que después del parón invernal, el Spartak lo dirigirá otro especialista. ¿Quién? La dirección del club guarda mutismo al respecto, pero la afición ya tiene a sus favoritos.
“Todos quieren ver en el puesto de entrenador a Guardiola o Di Matteo”, dijo el famoso actor Mijaíl Efremov, hincha del Spartak.
Ambas candidaturas son muy buenas, según él, pero “Emery también lo parecía al principio”.
A fin de cuentas la cuestión es, ¿le irá al Spartak mejor sin Emery? ¿Podrán sus sucesores romper la maldición? ¿Será capaz el equipo moscovita de recuperar el liderazgo en el campeonato ruso?
Los resultados de Emery como entrenador del Spartak hablan por sí solos: el quinto puesto en la Liga (antes de su llegada, el octavo), balance de goles marcados 30 (contra 14).
Bajo la tutela de Emey, el club más laureado de Rusia comenzó a “renacer”, pero le faltó tiempo para completar su tarea. Ahora se marcha como un incomprendido.
