"Hemos desplegado casi la mitad de nuestro Ejército bielorruso", cita la agencia de noticias Belta a Lukashenko en una reunión con el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin.
"De hecho, tomamos el control de las fronteras occidentales con Lituania y Polonia. Quizás esta demostración haya dado sus frutos", agregó.
Agresión exterior
Asimismo, Lukashenko señaló que su país tuvo que hacer frente a una agresión exterior, y si no fuera por el apoyo de Moscú, se vería en una situación complicada, comunicó la agencia de noticias Belta.
"Existe una línea roja que a nadie se le permite cruzar. Si esto sucede, reaccionaremos con toda la dureza de la ley", advirtió Lukashenko y también constató que "el país está trabajando, aunque muchos quisieran, especialmente unos vecinos, que ya estuviera en ruinas".
En la situación interna de Bielorrusia impacta la injerencia exterior, las protestas se dirigen desde el extranjero, afirmó Lukashenko.
"Tal injerencia proviene de Polonia, la República Checa, Lituania y Ucrania", dijo, y también señaló que "lo más importante es impedir que el incendio estalle en Minsk, pues siempre lo que empieza en la capital se extiende luego por todo el país".
Al recordar que en Bielorrusia viven polacos, Lukashenko dijo: "Son unos polacos nuestros con los que hemos convivido en paz y concordia sin tener problemas (...). Pero ahora en Grodno [ciudad bielorrusa] cuelgan banderas polacas desde los balcones y dicen abiertamente que la provincia de Grodno se unirá a Polonia tras el desmoronamiento de Bielorrusia".
"Pero nadie permitirá desintegrar Bielorrusia, tenemos más que suficientes métodos y recursos para impedirlo", advirtió.
Según el escrutinio oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, pero la oposición insiste en que su candidata, Svetlana Tijanóvskaya, ganó las elecciones y exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.
En los primeros días de las protestas las fuerzas del orden recurrieron al gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras para dispersar a los manifestantes.
Según el Ministerio del Interior, las movilizaciones se saldaron con tres muertos, centenares de heridos, entre ellos más de 120 agentes y más de 6.700 detenciones.