Según explica el bloguero, todos los pilotos de aviones capaces de realizar maniobras activas están obligados a superar un chequeo en el temido dispositivo, que es la etapa final de las pruebas que pasan en el transcurso de la comisión médica.
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La centrifugadora humana se usa para determinar si el piloto militar será capaz de sostener las elevadas fuerzas G que pueden experimentar al manejar la aeronave. En ella, la persona es girada a una enorme velocidad, lo cual genera estas mismas fuerzas G.
Se les miden sus datos fisiológicos base y comienza la prueba. Según cuenta el bloguero, el piloto tiene que tensionar sus piernas y abdomen tan fuerte como pueda para no permitir que una buena parte de la sangre no baje hacia las piernas. El ritmo de la rotación cambia constantemente, así que las fuerzas G pueden aumentar y disminuir. Además, la prueba de la centrifugadora puede llevarse a cabo con o sin traje antigravedad.
"La centrífuga empieza a rotar sobre su eje muy rápidamente, así que es muy importante no perderse este momento y tensionarse desde el principio y quedarse así hasta al final, de lo contrario, pueden perder la consciencia", destaca.
Sin embargo, no basta con simplemente sostener las fuerzas G a las que son sometidos los pilotos. Así, ellos tienen una palanca de mando con varios botones que tienen que presionar en función de las luces que se enciendan durante la prueba. Cuando se llega a las fuerzas G máximas, a los dos lados de la cabina se encienden unas luces y el piloto debe apagarlas usando los botones de la palanca de mando.
A lo largo de toda la prueba se miden los indicadores de presión arterial y pulsación del corazón de piloto. Otro hecho interesante que destacó fighter_bomber es el hecho de que en la centrifugadora uno inicia la prueba desde la fuerza 0G, que es incluso menor que la que experimentamos al andar. Por lo cual, una fuerza 5G en la centrifugadora humana equivale a más en la vida real.