Las cifras hablan por sí solas: 21.300 millones de dólares en munición. La cantidad asignada a armamento en la solicitud de los presupuestos fiscales para 2021 del Pentágono es menor de lo habitual.
Esta decisión llega tras un 2019 que se ha convertido en uno de los años de la década en que EEUU más munición ha empleado en Afganistán. Ahora el país norteamericano vuelve su atención a Rusia y China, contra las que se prepara para un enfrentamiento de alto nivel.
Con miras a eso, EEUU ha mostrado una clara voluntad de sofisticar su arsenal. Para ello, el Departamento planea adoptar un enfoque doble:
Por un lado, según se informa, hay que garantizar "un abastecimiento suficiente de las existencias de munición de EEUU a nivel mundial" de cara a necesidades futuras.
En la larga lista de armas que se planean comprar con el presupuesto figuran 400 unidades de JASSM (Joint Air-to-Surface Standoff Missile) y 53 de misiles antibuque de largo alcance (LRASM), entre otras. En todos los casos se advierte una rebaja del presupuesto con respecto al ejercicio fiscal de 2020, de acuerdo con los datos aportados por Defense News.
Tal y como ha declarado el medio, es importante que el Pentágono mantenga el tejido industrial de munición vivo. En caso de depender de unos pocos proveedores, los elementos clave para las armas de EEUU podrían desaparecer por completo en cuanto estos cerraran sus tiendas.