"Al principio las compañías turcas pueden sufrir daños temporales, pero nuestra industria de defensa será aún más fuerte después", dijo el funcionario citado por la televisión NTV.
Demir añadió que Ankara "espera la confirmación oficial de que Turquía está excluida del programa F-35" y que "hasta entonces continuaremos cumpliendo con nuestros compromisos" en el marco del programa.
Afirmó también que Turquía no comprará armas extranjeras "a menos que sea muy necesario, desarrollando sobre todo su propia industria de defensa".
La compra de los sistemas S-400 provocó tensiones entre Turquía y Estados Unidos, que exigió que Ankara renunciara al armamento ruso y en vez de los S-400 comprara los sistemas estadounidenses Patriot.
El 17 de julio el Pentágono anunció que excluirá a Turquía del programa de fabricación de los cazas F-35 antes del marzo de 2020.
Además, estimó las pérdidas financieras de Ankara en unos 9.000 millones de dólares.
Turquía, miembro de la OTAN, aseguró en repetidas ocasiones que no renunciará a la compra de los S-400, pese a la presión de EEUU, que advierte que los sistemas rusos no son compatibles con los estándares de la Alianza Atlántica.