"No se habla de ningún aplazamiento [de suministro de S-400], este es un acuerdo definitivo", dijo Cavusoglu a la prensa.
También el canciller turco agregó que Ankara quiere comenzar a trabajar con Washington en el marco del grupo de trabajo sobre los sistemas antiaéreos.
"Deja que los expertos trabajen para eliminar las preocupaciones de EEUU", señaló.
Previamente, Turquía declaró que no piensa retractarse del contrato de 2.500 millones de dólares, suscrito con Moscú en diciembre de 2017, y que la primera partida de los S-400 debe llegar en julio.
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Washington amenazó a Ankara con imponer sanciones por la compra de los S-400 y suspender la entrega de cazas F-35.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Con un alcance de hasta 400 kilómetros, el equipo ruso puede destruir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros.
Grupo de trabajo sobre Idlib
Cavusoglu anunció que la creación de un grupo de trabajo con Rusia sobre la zona de distensión de Idlib.
"Examiné la situación en Idlib con [el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi] Lavrov, nuestro presidente [Recep Tayyip] Erdogan habló con [el presidente ruso, Vladímir] Putin hace dos días; acordamos convocar un grupo de trabajo sobre Idlib, hemos intensificado nuestro trabajo en esta dirección", dijo Cavusoglu a los periodistas.
Además, el canciller turco acusó a Damasco de violar el alto el fuego en Idlib.
La provincia de Idlib fue ocupada en 2015 por varios grupos armados y organizaciones terroristas.
En virtud de los pactos entre las facciones insurgentes y Damasco, se fueron trasladando a Idlib los grupos que se negaron a abandonar la lucha armada durante las operaciones antiterroristas de Alepo, Homs, Guta Oriental, Deraa y Al Quneitra.
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En 2017, Idlib pasó a integrar una zona de distensión patrocinada por Turquía.
Anteriormente, el Centro Ruso para la Reconciliación en Siria constató una escalada de tensión en Idlib y un aumento de las violaciones del alto el fuego por los grupos armados ilegales en las últimas semanas.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.
Según datos de la ONU, unas 400.000 personas perdieron la vida en el conflicto.
La solución a la crisis se busca en dos plataformas, la de Ginebra, bajo los auspicios de la ONU, y la de Astaná, copatrocinada por Rusia, Turquía e Irán.