En vez de esto, el país asiático apostó por comprar 72 cazas F-16V, una modificación del avión estadounidense F-16 que fue presentada al público por primera vez en 2012 en Singapur. Esta aeronave cuenta con una aviónica más avanzada y un sistema de defensa a bordo modernizado.
Según declaró a Sputnik el experto militar ruso Vasili Kashin, el F-35B se considera una opción perfecta para la Fuerza Aérea del país, ya que en caso de un hipotético conflicto con China, tendría que "actuar en condiciones bastante difíciles".
"Los aeródromos militares taiwaneses se ubican en la zona de impacto de más de 2.000 misiles balísticos y de crucero de medio y largo alcance, y probablemente serían sometidos a un bombardeo masivo en las primeras horas del conflicto", explicó.
El experto admitió que Taiwán carece de infraestructuras necesarias para garantizar la eficacia de incursiones aéreas. Asimismo, las bases aéreas improvisadas corren el riesgo de ser localizadas y atacadas por el enemigo.
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"Y en el caso de que China adquiera a Rusia los misiles 40N6E, que tienen un alcance de hasta 380 kilómetros, podría cubrir todo el espacio aéreo de la isla", indicó Kashin, quien subrayó que, pese a que la eficacia de algunas de las tecnologías a bordo del F-35 puede ponerse en duda, este avión "es un objetivo difícil para los sistemas de DAM".
De este modo, la reciente decisión de Taiwán de rechazar los suministros de las aeronaves militares estadounidenses podría indicar que los militares taiwaneses "no valoran mucho" las posibilidades reales de este caza.
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El experto agregó que la posible adquisición de los F-35 también se convertiría en un "problema" en las relaciones entre Taiwán y Pekín. En lo que respecta al F-16V, todavía "no queda claro" si tiene algunas ventajas sobre los cazas chinos de cuarta generación, como los J-10S y J-16.
"Pero hay que tomar en consideración que la importancia de la Fuerza Aérea para la defensa de Taiwán va a disminuir debido al desarrollo del arsenal chino de misiles de alta precisión", destacó Kashin, quien sugirió que Taiwán debería optar por los sistemas de defensa antimisiles terrestres, que tienen "mayores posibilidades" de sobrevivir los ataques chinos gracias a su maniobrabilidad.
