El 24 de agosto el Pentágono divulgó un documento en el que afirmaba que el programa del caza invisible —que le ha costado al país 1,5 billones de dólares— no cumple los requisitos básicos, necesarios para pasar la fase decisiva del ensayo.
Pero hasta la fecha, el director de pruebas operacionales del Departamento de Defensa, Robert Behler, demoró el inicio de los ejercicios hasta que los sistemas informáticos estén actualizados. La nueva versión del programa deberá permitir al F-35 cumplir con varias tareas a la vez, según declara Behler.
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Este no es el primer problema en el que se ve involucrado el polémico caza que está plagado de desperfectos técnicos. Así, el Pentágono detectó 1.000 deficiencias en la aeronave y bajó deliberadamente los estándares de las pruebas para que el F-35 pudiera pasarlas.
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