Desde 2001, el Pentágono está enfocado en combatir las insurgencias, en particular en Irak y Afganistán.
Hoy en día, en camino a sacar sus fuerzas de Afganistán y con el debilitamiento de los grupos terroristas como el Estado Islámico (ISIS) y Al Qaeda, el Ejército estadounidense vuelve su mirada hacia la rivalidad entre las grandes potencias, que el autor califica como "enemigos al estilo de la Guerra Fría".
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Para mantener su supremacía, EEUU debería centrarse en sustituir muchos de los equipos usados hasta ahora, como el tanque M1 Abrams, el obús Paladin y hasta el popular fusil de asalto M-16, según Esper. Además, el alto cargo evocó la necesidad de desarrollar sistemas robotizados.
La respuesta estadounidense sería aumentar los gastos en armas de alta tecnología, algo que, seguramente, va a mantener o incluso hacer crecer el presupuesto militar de EEUU, que actualmente suma un 35% de todos los gastos militares del planeta.
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Al mismo tiempo, el artículo reconoce que antes del auge de las guerras antinsurgencia de EEUU, el Pentágono tenía varios programas costosos de armamento del futuro que acabaron en nada.
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El Ejército admite los errores del pasado y espera que esta nueva ola de proyectos sea más exitosa.
Los altos cargos militares de EEUU creen que "el futuro de la guerra se decidirá por los ingenieros y los empresarios; cada idea que tiene Washington tiene su homólogo en Rusia y China".
Al ver cuánto dinero requiere el Pentágono actualmente para combatir fuerzas irregulares y Ejércitos incomparablemente inferiores, uno podría estar tranquilo por el destino del presupuesto militar estadounidense.
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Los más astutos podrían también considerar invertir en los valores de las mayores empresas bélicas del país.