"Los estadounidenses no deben intervenir en si Turquía compra o no los S-400", dijo Ince en entrevista con la cadena CNN Turk.
A principios de este mes, el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, dijo que Ankara respondería si Washington se negaba a venderle aviones de combate F-35 en represalia por la adquisición de sistemas de misiles S-400 a Moscú.
El secretario de Estado adjunto de EEUU para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, Wess Mitchell, advirtió en abril pasado que la transacción de los S-400 podría conllevar para Ankara el sufrimiento de las medidas estipuladas en la Ley para Contrarrestar a los Adversarios a través de Sanciones (Caatsa), además de tener repercusiones negativas sobre su participación en el programa conjunto del avión de combate F-35.
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También el diplomático turco Volkan Bozkir, jefe de la comisión parlamentaria de Asuntos Internacionales, reconoció a finales de marzo pasado, tras una visita a Washington, que el Congreso de EEUU podría vetar el suministro de aviones de combate F-35 a Turquía como represalia por la compra de los S-400.
Conforme a un acuerdo suscrito a finales de 2017, Turquía se comprometió a comprarle a Rusia dos sistemas S-400 —cuatro baterías en total- por valor de 2.500 millones de dólares, con la primera entrega prevista para marzo de 2020.