Durante la maniobra, dos unidades de paracaidistas saltaron sobre un territorio ocupado por una 'agrupación armada ilegal' tras lo cual los pilotos militares bielorrusos lanzaron en paracaídas un cañón antiaéreo ZU-23-2 con el fin de defenderse de ataques aéreos del enemigo.
Según declaró el coronel bielorruso Vladislav Stepaniuk, los militares utilizaron una plataforma de paracaídas P-7 para llevar a cabo el desembarco desde una altura de 900 metros. Cuando aterrizó el ZU-23-2 se repelió el ataque aéreo de un enemigo virtual.
Stepaniuk subrayó que "tenemos previsto lanzar en paracaídas un automóvil UAZ-452 y un obús D-30 en un futuro próximo" e informó de que estas unidades dispondrán de nuevas plataformas de paracaídas.