Un miembro del SAS —Servicio Aéreo Especial— británico abatió a un cabecilla de Estado Islámico a una distancia de 1.500 metros, con un visor nocturno y disponiendo de solo 15 segundos para apuntar.
"El pueblo estaba en manos de pistoleros de Daesh, por lo que no había ni una posibilidad de organizar una misión de captura. Hacer eso habría sido un suicidio", explicaron fuentes militares al medio Daily Star.
"Siempre es preferible capturar [a los terroristas] antes que matarlos, dado el potencial de proporcionar más información de inteligencia", añadieron.
Para hacer la operación todavía más complicada, el cabecilla de Estado Islámico llegó al lugar por la noche, pese a que los militares británicos lo esperaron durante todo el día.
"Murió instantáneamente", comentaron las mismas fuentes.
Para la operación se utilizó un rifle de francotirador McMillan TAC-50, que dispara unas grandes balas de calibre 50, según informa el medio.