Uno de los cazas cumplía el papel de agresor y violador de la frontera aérea de Rusia. Volaba a una altitud de 20 kilómetros. De acuerdo con el escenario del entrenamiento, su tripulación tenía la tarea de penetrar a máxima velocidad en el espacio aéreo de Rusia, pasar por la línea establecida y alejarse de una posible persecución.
Para interceptarle, desde la base aérea de Yelizovo, en Kamchatka, salió otro MiG-31. Para complicar la tarea, se le ordenó encontrar y eliminar al agresor de forma independiente, sin la participación de los sistemas de defensa aérea terrestres.
Para alcanzar las condiciones óptimas para la interceptación del objetivo, la tripulación del caza a velocidad supersónica de más de 2.200 km/h se ubicó en las capas inferiores de la estratosfera a una altitud de más de 14 kilómetros y atacó a su enemigo con un misil. A pesar de que el infractor utilizó la 'maniobra cobra' para eludir el impacto, el objetivo fue alcanzado con éxito a una distancia de más de 100 km.
Como se subraya desde la cuenta del Ministerio en Facebook, el lanzamiento del misil se realizó electrónicamente, por eso nadie resultó lastimado.