El uso de drones por los radicales en Siria e Irak no es un fenómeno nuevo. Los aparatos no tripulados de clase comercial, disponibles libremente en cualquier tienda en línea, han sido empleados para tareas de reconocimiento o como portadores de proyectiles explosivos.
Resulta que ahora un grupo armado puede hacerse con las tecnologías y los componentes necesarios no solo para realizar ataques aislados, sino también para armar todo un asalto aéreo masivo contra su blanco.
En el caso de las bases rusas, ha sido un ataque contra instalaciones militares, dotadas con defensas sofisticadas, así que no alcanzó sus objetivos. Pero, ¿qué hacer en caso de un ataque parecido contra objetivos civiles o patrullas aisladas?
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Una de las variantes es utilizar los sistemas portátiles antidrones, que causan interferencias deliberadas en los módulos de navegación y mando de los aparatos no tripulados.
Varios países del mundo, entre ellos Rusia, ya van experimentando con dispositivos de este tipo.
Otra opción, quizás menos 'tecnológica', pero también eficaz, son las armas de fuego convencionales. Un dron casero o comercial suele volar a una determinada velocidad en una dirección estable, lo que representa un blanco idóneo para un rifle de francotirador.
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El Ejército ruso empezó a capacitar a las primeras unidades de francotiradores para combatir drones ya en 2016. Llegado el 2018 y tras el ataque contra Hmeymim, la Defensa del país decidió intensificar los ejercicios.
Así, en el próximo simulacro, los francotiradores del Distrito Militar Oeste practicarán el derribo de drones.
"Los soldados se enfrentarán con los blancos aéreos en movimiento en las alturas de entre 100 y 400 metros, que aparecerán desde direcciones inesperadas y de una manera caótica para dificultar su derribo", comentó el Mando del Distrito Militar.
Los francotiradores practicarán el uso de radares portátiles para detectar drones, así como el trabajo tanto a solas como en parejas. En el ejercicio participará un centenar de militares, precisaron desde el Mando.
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