El director del proyecto Joe Mancini comentó al medio que el nuevo misil tiene características completamente diferentes.
En primer lugar, tiene un sistema de radar pasivo, es decir, no transmite señales externas, sino que las recibe, lo que hace más difícil que el enemigo detecte un LRASM. En segundo lugar, el misil se basa en la miniaturización de los sistemas radioelectrónicos, que se aplica en el bombardero estratégico B-2, el cazabombardero F-35 y el caza F-22.
Además, se aumenta el alcance del nuevo misil hasta 900 kilómetros —tres veces más que del misil actual Harpoon—. Un LRASM es capaz de hundir un destructor de 9.000 toneladas de desplazamiento, se asegura.
Asimismo, el misil está equipado con un moderno sistema capaz de tomar decisiones acerca de la destrucción de cierto objetivo, basadas en un archivo de datos sobre las clases de las naves modernas. Esta última "innovación" la posee el misil antibuque soviético-ruso Granit que está en servicio desde 1983, observó el diario RG.
La entrega de nuevos misiles para el Ejército de Estados Unidos se prevé para el año 2018. Se sabe que el Pentágono comprará 23 LRASM.