Desde los años 90, Rusia forma parte de los líderes en el segmento de producción de helicópteros a nivel internacional y hay diversas experiencias de empresas conjuntas con fabricantes extranjeros. Pashkó puso como ejemplo la empresa conjunta Euromil.
Más tarde, cuando entraron en vigor las sanciones antirrusas, una compañía neerlandesa que se encargaba de suministrar tinta para los equipos de las aeronaves informó de que no podía seguir vendiéndosela a Rusia. Como resultado, la planta de Kazán se limitó a cambiar el proveedor de Países Bajos por uno de la región rusa de Yaroslavl.
"¿Quién salió perdiendo con esta decisión? Por supuesto, a nosotros no nos fue mal. Ya que, tal y como se dice, si la montaña no va a Mahoma, al diablo con la montaña. Antes, en Rusia, solíamos subestimar nuestro propio potencial", subrayó el entrevistado.
Pashkó explicó que, cuando visitó recientemente el foro Army 2017, se dio cuenta de que no imaginaba que en Rusia pudieran existir tantos productos nacionales capaces de sustituir a sus análogos extranjeros.
"Tal vez haya ciertas cosas que son casi imposibles de sustituir ahora, pero lo superaremos. Si hay una confrontación tan feroz, lo sustituiremos de una u otra manera. No consiguieron complicarnos la vida, seguimos adelante", recalcó.
Las aeronaves producidas en la planta de Kazán son completamente rusas. Antes, la empresa solía introducir aparatos de producción extranjera en los helicópteros destinados al mercado exterior. Por ejemplo, si el cliente comunicaba que estaba acostumbrado a usar una radio producida en un determinado país, la empresa rusa la adquiría y la instalaba en el lote de helicópteros.
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"Ahora decimos: solo con equipos de producción rusa, y no pasa nada. Nadie es imprescindible, así que nos las arreglaremos", remarcó.