Pekín se propone irrumpir en el club de las superpotencias nucleares. Si bien son varios los países que cuentan con este tipo de armas, también es cierto que pocos disponen de la llamada triada nuclear: la capacidad de realizar ataques nucleares desde tierra, mar y aire. Esta triada es esencial a la hora de asegurar una respuesta a un primer ataque por parte de un enemigo con iguales o incluso mayores consecuencias.
Recientemente, la prestigiosa revista militar Jane's Defence Weekly publicó un artículo en el que analizaba las fotos de submarinos chinos tipo 032 que disponían de lanzaderas para misiles intercontinentales. Según los expertos, estos sistemas están destinados a probar los misiles balísticos JL-3, con los cuales se planea equipar en adelante a los submarinos de propulsión nuclear de nueva generación tipo 096.
China building its 5th Type 094 JIN class nuclear submarine pic.twitter.com/shyY6coZsh
— Aviator Anil Chopra (@Chopsyturvey) 16 de mayo de 2017
"Por primera vez en la historia, el arsenal nuclear de China será invulnerable a un primer ataque. Esto supone el último paso de Pekín para asegurarse una respuesta nuclear garantizada", anota al respecto.
Se estima que el misil JL-3 será en realidad una modificación 'marina' del terrestre DF-41. Este último tiene un alcance de entre 13.000 y 15.000 km y es capaz de transportar hasta 10 cabezas nucleares simultáneamente. Cada una de estas cabezas nucleares lleva en su interior una carga de medio megatón, unas 40 veces más potente que la bomba lanzada por EEUU sobre Hiroshima.
En la actualidad, solo Rusia y EEUU tienen armamento con capacidades similares.
La habilidad de las fuerzas nucleares de un país de sobrevivir a un primer golpe y su capacidad de llevar a cabo un contraataque son los principales factores para entrar en el club de las verdaderas superpotencias nucleares. Esto le permitirá a Pekín no solo garantizar su soberanía, sino también influir en los acontecimientos globales.
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Una prueba del deseo de China de asegurarse un lugar en el mundo podría ser la reciente apertura de su base en Yibuti —la primera del país ubicada en el extranjero—. La travesía de los buques chinos hasta el mar Báltico, en donde participaron en ejercicios conjuntos con la Flota rusa, también apuntan a cuán lejos llegan las ambiciones del gigante asiático.
