El experto citó como ejemplo el misil balístico antibuques chino DG-21D, que tiene un alcance de hasta 1.450 kilómetros y es capaz de maniobrar durante el vuelo, lo que garantiza la alta precisión del proyectil. Según algunos analistas militares, este misil es capaz de destruir un portaviones con solo un disparo.
Otros sumergibles —como los submarinos rusos del proyecto 949— no tienen que acercarse al portaviones y sus buques de escolta, ya que cuentan con misiles de crucero P-700 Granit, capaces de atacar a los blancos por debajo del agua desde una distancia de hasta 600 kilómetros. El experto subrayó que los misiles hipersónicos rusos Tsirkon podrían convertirse en una amenaza incluso más seria para los buques estadounidenses.
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No obstante, todavía es imposible decir con firmeza si resultarán eficaces en caso de un conflicto real, observó el experto. Al mismo tiempo, precisó que la modernización de las armas de misiles y de los submarinos pone en duda la posibilidad de que los portaviones estadounidenses conserven su seguridad en caso de un enfrentamiento militar contra un adversario que tenga un nivel tecnológico comparable al de Washington.