"Este año planeamos recibir diez aviones Su-35S", dijo Borísov al visitar la planta que fabrica estas aeronaves en el Lejano Oriente ruso.
Los pilotos, señaló, elogian las capacidades técnicas del avión que debutó en combate en Siria en la campaña contra los terroristas.
Medio año después Moscú retiró del país árabe el grueso de sus fuerzas al dar por cumplida su misión, aunque mantuvo la presencia militar en la base aérea de Hmeymim y en el puerto de Tartus.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado que ha dejado entre 300.000 y 400.000 muertos, según datos de la ONU.
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Las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas, entre ellas Daesh (autodenominado Estado Islámico) y el Frente al Nusra, ambas proscritas en Rusia y otros países.