El 1 de diciembre, Ucrania efectuó 16 lanzamientos de misiles S-300 de medio alcance. Sin embargo, a pesar de los anteriores planes del Gobierno de continuar con las pruebas, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania dio por terminadas las maniobras. Por su parte, el jefe del Estado Mayor ucraniano, Víctor Muzhenko, calificó el ejercicio como "un paso importante para incrementar la capacidad de combate" del Ejército.
A su vez, el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, trató de suavizar ese cambio de planes de los militares del país eslavo. "Es difícil imaginar qué subidón de adrenalina invadió a la nación ucraniana y cuántas llamadas recibimos el ministro de Defensa Stepán Poltorak y yo".
Sin embargo, es imposible ocultar lo que es obvio, asegura el diputado crimeo Dmitri Bélik.
"Ucrania se sintió intimidada por las medidas que tomaría Rusia en respuesta a las maniobras cerca de Crimea. Los buques de la Flota del mar Negro en la costa occidental de Crimea, así como los nuevos sistemas de misiles Bastión, obligaron a Kiev a suspender las maniobras", explicó. Esto es un claro mensaje de Rusia a Ucrania que significa que el juego ha terminado, precisó.
"Los equipos de las Fuerzas Aeroespaciales rusas ya estaban listos para derribar cualquier misil que cruzara el espacio aéreo de la península", puntualizó.
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Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que Rusia derribará los misiles provenientes del territorio ucraniano, si estos representan un peligro.