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Víktor Tsoi: un símbolo de la caída de la URSS y 'el último héroe' del rock ruso
por Arina Iliná


© Sputnik/Sergey Pyatakov
Es irónico que las dos figuras eternamente vivas en Rusia sean Vladímir Lenin, el padre del comunismo, y el músico Víktor Tsoi, la voz de la época que terminó con el legado de Lenin.
Víktor Tsoi se convirtió en una figura de culto en la URSS y siguió siendo el ídolo de muchos en el espacio postsoviético. Se convirtió en un símbolo de la caída del sistema soviético, aunque, según sus confesiones personales, no le dio sentido político a sus canciones. Pero para los ciudadanos de a pie, estas se convirtieron en el viento del cambio. La canción Esperamos cambios adquirió un mensaje político y hoy es el himno de la oposición política. Incluso sonó durante las recientes protestas en Bielorrusia.

Sputnik te cuenta por qué Víktor Tsoi, quien murió hace 30 años, sigue vivo.
Un país que pronto se irá
Los años 80 en la URSS fueron el final del estancamiento y una época de reformas y cambios. Hasta ahora, los rusos, que se encontraron la perestroika a una edad consciente, no se ponen de acuerdo: algunos la consideran el comienzo de una vida nueva y mejor, y otros sienten nostalgia por los tiempos pasados.
La década de 1980 en la URSS estuvo marcada por:
los Juegos Olímpicos y la despedida de su símbolo, el Osito olímpico;
la llegada de la pequeña pacifista Samantha Smith;
el cansancio de la guerra de Afganistán;
el cambio demasiado frecuente de líderes políticos.
En esta década fallecieron Leonid Brézhnev, Yuri Andrópov y Konstantín Chernenko. El funeral de cada uno de los secretarios generales se transmitió por televisión, se declaró el luto en el país y se cancelaron todos los eventos sociales.
El osito Misha, la mascota de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980
© Sputnik/Dmitry Donskoy
Samantha Smith en la URSS
© Sputnik/Yury Abramochkin
La retirada de tropas soviéticas de Afganistán
© Sputnik/Alexandr Grashenkov
La ceremonia del funeral de Leonid Brézhnev
© Sputnik/Vladimir Vyatkin
Y aunque el fin de la URSS y la perestroika estaban cerca, incluso en los 80 la cultura, tanto artística como musical, fue fuertemente censurada. El rock fue prohibido por promover valores anticomunistas y por considerarse una cultura de drogadictos y enfermos mentales. Algunos músicos incluso acabaron en hospitales psiquiátricos.

En la red circula un documento oficial del 10 de enero de 1985 con una lista de 38 grupos e intérpretes occidentales "cuyo repertorio contiene obras ideológicamente dañinas", por ejemplo:
Pero el arte, a pesar de todo, llegó a la URSS en cintas piratas, entusiasmó las mentes de los jóvenes y, finalmente, comenzó a presionar desde abajo al sistema.

Los músicos se cansaron de buscar el permiso del aparato censor y del control del partido para poder actuar legalmente ante un público, y comenzaron a abandonar el underground por su cuenta. Aunque no fueron bienvenidos, estos eventos no se reprimieron duramente, y la falta de castigos graves por realizar conciertos de rock impulsó una expresión musical más fuerte.
Convertirse en un héroe
Víktor Tsoi nació en 1962 en la familia de un ingeniero coreano, Robert Tsoi, y de una profesora de educación física rusa, Valentina. Inusualmente para la URSS, donde se promovía una actitud diligente para estudiar, Víktor fue expulsado de la escuela de arte y completó sus estudios en una institución menos prestigiosa. Aunque no consiguió graduarse en educación superior, su estatus de culto no se vio afectado.

Cuando todavía estaba en la escuela de arte, comenzó a tocar en un grupo de rock. Entre sus ídolos se encontraba Bruce Lee, a quien imitaba en la ropa y por el que empezó a dedicarse a las artes marciales. Escuchaba a Duran Duran, The Smiths, The Cure y Black Sabbath, todos censurados por ser considerados propaganda occidental.

En 1982, junto con sus amigos, el guitarrista Alexéi Ribin y el baterista Oleg Valinski, Víktor fundó el grupo Kinó (cine en español). El mismo año, se lanzó el primer álbum, 45 (de 45 minutos de duración). Lo seguirían siete álbumes más, cada uno de los cuales sería un éxito rotundo.

El grupo Kinó, como muchos otros grupos de rock soviéticos, actuó por primera vez en los llamados conciertos de apartamento o kvartírnik frente a un público reducido formado por amigos y personas que gozaban de la confianza de los propietarios de los apartamentos. Se reunían bajo la amenaza de ser objeto de redadas policiales. Más tarde el grupo salió del underground, grabó discos en Francia, actuó en estadios grandes y dio giras por otros países. En 1988, Víktor Tsoi se convirtió en un verdadero ídolo influyente, y su música fue una salida de escape para toda una generación de jóvenes soviéticos.
A cantar
A pesar de su gran popularidad, Víktor Tsoi siguió siendo una persona bastante sencilla que, después de ser expulsado de la escuela, logró trabajar en una fábrica y como tallador de madera (una de sus aficiones era tallar netsuke). Víktor, que ya era el líder de Kinó, trabajaba como bombero en una sala de calderas llamada Kamchatka en San Petersburgo. Hoy, Kamchatka es un club de rock y un lugar de peregrinaje para los fanáticos de Tsoi.
Los críticos dicen que en términos de energía y estilo el grupo Kinó se puede considerar rock, pero en términos de melodía y fama seguían siendo pop. Su sonido era bastante experimental y estaba increíblemente de moda, con el ritmo y la electrónica de occidente. El público se volvía loco por el carisma de Tsoi y los expresivos textos poéticos, muchos de los cuales se convirtieron en himnos de la juventud.

Las canciones de Tsoi siguen siendo unas de las más populares entre los guitarristas y los cantantes que actúan a pie de calle y en los parques. La gente se reúne y canta canciones del grupo Kinó, cuyas letras todos saben de memoria.
Me siento y observo desde una ventana desconocida a un cielo desconocido
Y no veo ni una estrella conocida;
He viajado a lo largo de todos los caminos por aquí y allá
Y cuando me di media vuelta, mis huellas ya no estaban
Pero si tengo un paquete de cigarrillos en el bolso
Entonces el día de hoy no será tan malo,
Y un billete para el avión con alas plateadas
Que, al despegar, deja atrás solo una sombra en el suelo.

(Un paquete de cigarrillos)

Víktor Tsoi
En la letra, uno puede sentir tanto un romance urbano como un desafío a la élite política. Una de las canciones más populares y que todos los rusos que saben tocar la guitarra conocen, es La estrella llamada Sol.
Dos mil años dura una guerra,
Una guerra sin causas especiales.
La guerra es un asunto para los jóvenes,
Un medio contra las arrugas.

La sangre muy, muy roja
Dentro de una hora ya será simplemente tierra,
Dentro de dos horas se cubrirá con flores y hierba,
Dentro de tres horas estará otra vez viva
Y calentada por los rayos de la estrella
Llamada Sol…

(La estrella llamada Sol)

Víktor Tsoi
Sin embargo, el propio Víktor Tsoi repetía a menudo que no ponía tintes políticos en sus textos y que sus obras eran puro arte. Por ejemplo, en la canción Pepinos de aluminio, los fanáticos vieron alusiones a la guerra afgana, a la insensatez del trabajo humano y a la vida gris en la URSS. Pero el propio Tsoi seguía negándolo y considerándolo una forma de echar a perder sus canciones.
Tres sabios de Chukotka
Me repiten, me repiten sin parar:
"El metal no dará frutos,
El juego no vale la pena y el resultado es trabajo realizado",
Pero yo planto los pepinos de aluminio
En el campo de lona.

(Pepinos de aluminio)

Víktor Tsoi
Vida inmortal
El 15 de agosto de 1990 se fue a pescar a Letonia, a las afueras de Riga y, según la versión oficial, se quedó dormido mientras conducía y chocó contra un autobús. Tenía solo 28 años.
Su muerte estuvo inmediatamente rodeada por teorías conspirativas.
Algunas personas piensan que fue asesinado por la élite política, a la que no le gustaban las letras de sus canciones.
O que abandonó el mundo cumpliendo una misión especial de arriba.
O que incluso fingió su propio accidente y en realidad no murió, sino que se retiró del negocio.
En cualquier caso, Tsoi sigue vivo en la mente y en el corazón de algunos rusos. La frase Tsoi sigue vivo todavía se puede encontrar en las entradas, ascensores y vallas, y es tan popular como la frase Lenin sigue vivo.
En la calle Antiguo Arbat de Moscú una muralla se levanta para recordar a Víktor Tsoi. Es un lugar de culto para los punks rusos, y en este lugar se oyen las canciones de Tsoi. El diseño en la muralla a menudo cambia y contiene desde agradecimientos caóticos y letras hasta impresionantes retratos del ídolo.
Hay monumentos a Víktor Tsoi en varias ciudades. Hay calles que llevan el nombre del artista en las ciudades de Arzamás y Noyabrsk, y, desde 2012, también una plaza en la ciudad natal del músico, San Petersburgo.
Los festivales de rock y los conciertos se celebran a menudo en honor a Víktor Tsoi. Sus canciones siguen viviendo. Son reinterpretadas por músicos tanto de rock como de pop. Se considera que una de las actuaciones contemporáneas más exitosas es la versión de la canción Kukushka (cuclillo en español) de la cantante Polina Gagárina, que se convirtió en la banda sonora de la película de guerra La batalla por Sebastopol.
¿Quién va a seguir el rastro solitario?
Los que eran fuertes y valientes han caído en el campo de batalla,
En el campo de batalla.
Pocos se han quedado en la memoria.
Con una mente sobria y con una mano firme en las filas,
En las filas.

Sol mío, mírame;
Mi mano se ha convertido en un puño,
Y si hay pólvora dame fuego.
Justo así...


(Kukushka)

Víktor Tsoi
En una encuesta sociológica realizada en 2015 por la revista Russian Reporter, el texto Esperamos cambios ocupó el octavo lugar en el hit parade de las líneas de poesía más populares en Rusia, incluyendo, entre otras cosas, clásicos rusos y mundiales. El día de la victoria, una popular canción de las celebraciones por la derrota del fascismo, y la canción Esperamos cambios gozan casi de la misma popularidad entre los rusos.
Nuestros corazones exigen cambios
Nuestros ojos exigen cambios
En nuestra risa y en nuestras lágrimas
Y en la pulsación de las venas:
¡Cambios! ¡Esperamos cambios!

(Esperamos cambios)

Víktor Tsoi
Tsoi es conocido como el último héroe del rock soviético en alusión a su canción El último héroe. El mismo título está escrito en letras grandes en la muralla de Tsoi en el Antiguo Arbat. Debajo de cada vídeo de YouTube con las canciones de Kinó, independientemente de cuándo se ha publicado y en qué país, aparecen comentarios que aseguran que Tsoi sigue vivo.

Porque los héroes nunca mueren.
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Fotos: Sputnik, AFP, Wikimedia Commons
Texto y diseño: Arina Iliná
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