La profesora Allison Emmerson, una académica estadounidense que forma parte de un equipo que trabaja en Pompeya, junto con sus colegas Steven Ellis y Kevin Dicus de la Universidad de Cincinnati, ha contado a The Guardian cómo trabajaron sobre el terreno.
"La idea ha sido que toda esta basura resultó de ese terremoto (...) Mientras trabajaba fuera de Pompeya, vi que la ciudad se extendía en barrios desarrollados fuera de las murallas... Así que no le encontraba sentido a que estos suburbios también fueran utilizados como vertederos", comenta Emmerson.
De acuerdo con la experta, la basura se acumulaba especialmente en la zona exterior del norte de la ciudad, y abundaban principalmente los fragmentos de cerámica y yeso que podían ser reutilizados como materiales de construcción.
"Descubrimos que parte de la ciudad fue construida con basura. Los montones fuera de los muros no eran material vertido para deshacerse de él. Estaban fuera de los muros para ser recolectados y clasificados y para revenderlos dentro de las murallas", comentan los arqueólogos estadounidenses.
La arqueóloga destaca que los pompeyanos tenían prioridades totalmente diferentes a las que tenemos las sociedades modernas a la hora de reciclar. "Este punto tiene relevancia para la crisis de la basura moderna. Los países que gestionan más eficazmente sus residuos han aplicado una versión del modelo antiguo, dando prioridad a la mercantilización en lugar de a la simple eliminación", dice Emmerson.