Te ofrecemos algunos de los inventos más notables que aparecieron mucho antes de lo que se suele pensar.
Pilas eléctricas de 3.000 años
En 1939 el arqueólogo Wilhelm König estudió una extraña pieza, descubierta durante unas excavaciones en una colina de Kujut Rabua, una aldea al sureste de Bagdad (Irak).
El artículo consistía en un recipiente de arcilla con forma de jarrón, dentro del cual había un cilindro de cobre, fijado con asfalto a la embocadura del cuello. Dentro del cilindro se encontraba una vara de hierro.
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— Ancient Origins (@ancientorigins) 8 апреля 2018 г.
El misterioso hallazgo se conoció en el mundo como la 'batería de Bagdad'. En efecto, el artefacto de casi tres mil años de antigüedad parecía una celda galvánica. No obstante, entonces nadie tomó en serio la extravagante hipótesis de König.
Más tarde los arqueólogos descubrieron otras 'baterías' semejantes. A partir de entonces, los investigadores trataron de determinar la función del dispositivo y articularon varias hipótesis al respecto. En particular, suponían que las baterías servían para aplicar pan de oro sobre los artículos cerámicos, se usaban como anestésico o se colocaban dentro de estatuas de dioses para que los creyentes sufrieran un ligero choque eléctrico durante los actos religiosos.
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La máquina de vapor del ingeniero helenístico
No obstante, el matemático helenístico Herón de Alejandría describió la tecnología en su obra 'Neumática' que incluso contenía diseños de los dispositivos. Según el texto, fueron los antiguos griegos los que aprendieron a construir mecanismos de vapor.
El propio Herón inventó la también así llamada eolípila —una máquina constituida por una cámara de aire con tubos curvos por donde se expulsaba el vapor—. Así la parte móvil del aparato rotaba a hasta 1500 revoluciones por minuto.
La computadora de la Antigua Grecia
Otro dispositivo sorprendente que tenían los antiguos griegos era nada menos que una 'computadora antigua'. La máquina estaba hecha de decenas de engranajes de bronce y tenía varias esferas y agujas como las de un reloj.
El buque se encontraba cerca de la isla griega de Anticitera, y por lo tanto el aparato recibió el nombre de Mecanismo de Anticitera. Los exploradores pudieron sacar solo unas partes de la computadora analógica antigua.
En el año 1959 el historiador de la ciencia británico Derek John de Solla Price creó una reconstrucción del aparato. Más tarde, los científicos crearon otros modelos más modernos, y aquí puedes observar uno:
Los expertos comprobaron que el Mecanismo de Anticitera era capaz de hacer predicciones precisas de diferentes fenómenos astronómicos.
La piedra mágica de los vikingos
Según las sagas escandinavas, los vikingos poseían la así llamada piedra del sol que les permitía orientarse en el mar. Durante muchos años la leyenda de la piedra misteriosa tampoco se tomó en serio hasta que el arqueólogo danés, Thorkild Ramskou, presentó una atrevida hipótesis.
En 1967 el investigador sugirió que la mítica piedra en efecto era un cristal de espato de Islandia. Este mineral puede separar la luz polarizada y ordinaria. Es decir, los vikingos podían usar la polarización de la luz dispersada por las nubes y por lo tanto sabían la posición del sol incluso cuando estaba nublado.
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Más tarde los exploradores hallaron un buque hundido inglés de los tiempos de Isabel I, donde junto a una brújula había un cristal de espato de Islandia. En 2011 los científicos concluyeron que los cañones del barco perturbaban el funcionamiento de la brújula, así que los marineros británicos utilizaban un cristal para navegar.
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