Pocos sabrán, pero la primera escuela de educación inicial infantil con una pedagogía psicoanalítica fue fundada en Moscú en 1921 por la psicoanalista Vera Schmidt.
"Es algo que demuestra que el psicoanálisis no es una ciencia individualista, como tantos creen, sino que también mira hacia lo colectivo", dijo a Sputnik el psicoanalista brasileño Christian Dunker.
A su juicio, el centenario de la Revolución rusa, celebrado en octubre de este año, es ideal para sacar a la luz la "negación" generalizada respecto al pasado del psicoanálisis, tanto desde las teorías marxistas como desde "la psicología hegemónica".
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"El psicoanálisis fue olvidado por la propia psicología hegemónica para presentarse como una especie de ciencia que excluye un pasado en el que estuvo involucrado políticamente", observó.
"Dos sociedades psicoanalíticas se habían establecido en Rusia antes de 1920. En ese período fueron recibidas como una parte de las vanguardias estéticas, políticas e intelectuales que se aglutinaron en torno a la Revolución", contó el psicoanalista y profesor de la Universidad de Sao Paulo (USP).
En ese sentido, las ideas de Freud fueron empleadas por un psiquiatra que, según Dunker, estaba muy preocupado con cuestiones latentes en el contexto social de aquel momento, en especial los relacionados a la sexualidad.
"La opresión femenina, el incremento de las violaciones, los abortos masivos, las condiciones de las trabajadoras sexuales, todo eso hacía parecer necesario que una revolución de las costumbres, una revolución política tenía que ser acompañada de una nueva política sexual", explicó el experto brasileño.
"Esa idea contribuyó para que el psicoanálisis se desarrollara en Rusia, pero también sirvió como una especie de motivo para que, luego de la ascensión de [Iósif] Stalin, pasara a ser considerada una teoría burguesa, individualista, biológica y que no era más compatible con la Revolución", completó.
Para el profesor, el rechazo al psicoanálisis en la era Stalin también "se puede atribuir a un interés en excluir teorías que estuvieran identificadas con el occidente y formar una especie de pensamiento ruso autónomo, propiamente soviético en aquel momento".
En 1932, el padre del psicoanálisis, Freud, criticó el curso de la Revolución y la llamó "ensayo de un experimento social", dejando "atrás este período de florecimiento originario en Rusia", aclaró Dunker.
"Freud consideró que una ciencia social efectiva necesitaría agregar a las ideas de [Karl] Marx, las ideas psicoanalíticas, lanzando así una suerte de apuesta a lo que posteriormente fue llamado de freudmarxismo, después de la Segunda Guerra Mundial", concluyó el psiconalista.