"Es una fiesta de gran importancia para la ciudad y para el país, teniendo en cuenta que este es el primer patrimonio inmaterial de Colombia", dijo a Sputnik Ana María Osorio, directora del Departamento de Comunicaciones del Carnaval de Barranquilla.
Según Osorio, este año se realizarán más de 46 actos en las que participarán más de 800 grupos folclóricos de la ciudad que se tomarán las calles y centros deportivos de Barranquilla para dar muestra de la variedad cultural de la región.
"Después del carnaval de Río de Janeiro, el de Barranquilla es considerado el segundo más importante de Latinoamérica en materia cultural", dijo Osorio.
En 2001 fue Patrimonio Cultural de la Nación y, en 2003, la Unesco lo declaró Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
"Todas ellas son producto de la hibridación entre lo español, lo indígena y lo africano (…), danzas culturales de más de 400 años que tienen instrumentación folclórica hecha de manera artesanal", explicó.
El carnaval de Barranquilla, con más de 200 años de existencia, comienza el 25 de febrero con la tradicional Batalla de Flores, un homenaje al mar y a los ríos, y ese mismo día se lleva a cabo el Gran Desfile del Rey Momo.
"Joselito simboliza la alegría, el festín, el jolgorio y el desorden de esta celebración del Dios Momo".
Luego de cuatro días de embriagarse con alcohol e intensa rumba, a Joselito lo dan por muerto y su cuerpo "es llorado y sepultado simbólicamente por las viudas alegres que compartieron con él sus días de fiesta" en una representación "cómico-teatral", relató Osorio.
Para Osorio, "el carnaval de Barranquilla reúne las manifestaciones más importantes del Caribe colombiano, ya que su capital folclórico se basa en las tradiciones de los ancestros que llegaron a través del río y el mar".
Es típica la variedad de disfraces que invocan todo tipo de razas humanas, especies animales, nativas y extrañas, entre los que se cuentan negros africanos, "cabezones", "dementes", superhéroes y seres mitológicos con estrechos vínculos con la sexualidad y la muerte.
Algunos de los disfraces más tradicionales son la Marimonda (caracterizado por una gran nariz fálica), el Congo (propio de guerreros de África) y el Monocuco (hombres vestidos con ropones amplios de colores), todos ellos coloridos y alegres y que buscan retratar las costumbres de antaño, cuando se ridiculizaba a las clases burguesas con atuendos estrafalarios y se cortejaba a las mujeres detrás de antifaces.
"Definitivamente, no nos equivocamos al decir que 'quien lo vive es quien lo goza'", subrayó Osorio, haciendo alusión a la proclama que distingue al carnaval de Barranquilla.
Los organizadores, mientras tanto, aspiran a lograr este año una ocupación hotelera mayor al 96 por ciento que consiguieron en 2016, cuando las 7.000 habitaciones de hotel de la ciudad congregaron en cuatro días a lo más alegre del turismo doméstico e internacional.