Los actores, profesionales y estudiantes del Instituto del Arte Teatral de Moscú, interactúan libremente con el espectador, que detiene su paseo, a veces acompañado por un niño o por su mascota, cautivado una vez más por el duelo de pasiones y el triste desenlace del inmortal amor de la pareja más famosa de la literatura universal, amenizada en esta ocasión por la música de Giuseppe Verdi, Grigori Gobernik y O'stravaganza.
"Los espectadores acogen calurosamente el espectáculo", dice con satisfacción y orgullo el director del espectáculo, Valentín Tepliakov.
En esta versión de Romeo y Julieta Tepliakov optó por minimizar los recursos técnicos, fiel al lacónico estilo de El Globo.
"Desde pequeño soñé con una compañía de teatro callejera… para interpretar una obra al aire libre, quería que los actores se vieran sumidos en las mismas condiciones que sus colegas del teatro isabelino, es decir del teatro Globo de Shakespeare", explica el director a Sputnik Nóvosti.
Entre las dificultades que hubo de afrontar junto con su elenco Trepliakov destaca el tener que actuar en un escenario rodeado por el público por tres lados.
"Además, al aire libre el sonido es distinto, y también la presentación y el modo de actuar, es una manera diferente de vivir la interpretación", apunta.
Fiel seguidor de Stanislavski, no ceja de recalcar, que solo la verdad en el escenario es capaz de conseguir que el espectador se crea lo que ve.
A lo largo de su carrera de director Valentín Tepliakov, decano durante una veintena de años de la Facultad de Interpretación de la Academia de Arte Teatral (GITIS) y profesor del Instituto del Arte Teatral de Moscú, impartió varios seminarios en América Latina, Portugal, China y la India.
En Argentina puso en escena Las Tres Hermanas, de Chéjov, y Los Bajos Fondos, de Gorki; en Uruguay, otra obra de Chéjov, Ivánov.