La imposición del neoliberalismo en Rusia

© Sputnik / Cortesia del Instituto Biográfico de Alexander ZinóvievAlexéi Blinov
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En opinión de Alexéi Blinov, miembro del Club de debates Zinóviev, Occidente necesita aislar a Rusia, para llevar a cabo en su territorio el experimento neoliberal.

La reescritura de la Historia

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En los últimos tiempos los ideólogos occidentales tienen una extraña afición por prestar su atención a las fechas redondas. Conceden a los viejos símbolos nuevo significado y mediante falsificaciones cambian el signo de uno u otro acontecimiento histórico. Ésta fue la lógica con la que se abordaron los 100 años desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, al acercarse en 2014 el mundo a lo que podría convertirse en la peor catástrofe en la Historia de la Humanidad.

Ésta fue la lógica, gracias a la cual en 2014, cuando se celebraron los 70 años de la liberación de Ucrania de los invasores nazis, el país volvió a ser ocupado por una junta neonazi, mientras que el Gobierno local se convirtió en un arma de destrucción de su propio pueblo y de preparación al país para una única tarea, una guerra con Rusia.

Ésta, con toda probabilidad, será la lógica de la cobertura del siguiente gran aniversario, los 100 años desde la Revolución de octubre de 1917, que cambió el rumbo de la Historia mundial, elevando a Rusia al más alto nivel de desarrollo en cientos de años.

Es verdad que el proyecto comunista fue un experimento, basado en la importación de una teoría occidental, el marxismo. Pero este experimento demostró su eficiencia y podría seguir existiendo infinitamente, en opinión de Alexander Zinóviev. Por supuesto, al igual que para cualquier otro experimento, se necesitó el aislamiento, sobre todo, en la etapa inicial.

Se podría discutir el tipo de aislamiento que influyó el desarrollo de la URSS y qué dominó, el aislamiento exterior o interno e ideológico. En un principio, el proyecto comunista era internacional, para cobrar más tarde carácter nacional y supra nacional. La URSS era un sistema autosuficiente y el bloque soviético era tan extenso que apenas se podría hablar de autoaislamiento. El aislamiento impuesto inicialmente a la URSS fue quebrantado y el experimento comunista alcanzó un nivel inesperado.

Como resultado, su esfera de influencia abarcó medio mundo y su influencia se equiparaba a la de Occidente. Pero la URSS dejó de existir hace tiempo, Rusia renunció al proyecto comunista y se convirtió en parte del mundo global, adoptando como nueva religión la doctrina liberal social y económica.

El sentido del aislamiento de Rusia

¿Qué es lo que presenciamos hoy? Un nuevo aislamiento de Rusia en todos los campos, financiero, económico, político, social, informativo y tecnológico. Pero hoy es un aislamiento impuesto desde fuera. De modo que, partiendo de la "noción del contrario", podemos deducir que, si un experimento precisa del aislamiento del sistema, siendo su causa, el propio aislamiento puede considerarse como consecuencia necesaria del experimento. Veamos, pues, ¿para qué

Occidente ha decidido aislar a Rusia?

La hipótesis consiste en que Occidente representado en primer lugar por EEUU, está promoviendo el aislamiento, intentando lanzar en el territorio de Rusia un nuevo experimento social, para terminar de aplicar la terapia neoliberal. El aislamiento de Rusia, sería, por lo tanto, una técnica encaminada a finalizar la colonización, la ocupación definitiva de Eurasia y la solución definitiva del "asunto ruso".

La imposición del neoliberalismo en Rusia no es ningún mecanismo pensado para incluir a nuestro país en la familia de los "países progresistas" ni de las naciones más prósperas. El neoliberalismo es el camino hacia la segura liquidación de Rusia como corazón de Eurasia, como una importante potencia desde el punto de vista geopolítico. El mencionado mecanismo es sinónimo de la inserción máxima del país en el proceso de la globalización, de la imposición de valores estadounidenses. Para ser más exactos, de la "democracia colonial", en expresión de Alexander Zinóviev.

Al término de este experimento neoliberal Rusia habrá perdido todo atractivo para el espacio postsoviético en su calidad de centro de tendencias integradoras. Se habrá convertido en un país que no sólo ha dejado de ser un ejemplo a seguir, sino que entraña serios peligros para quien se atreva a vivir allí. La integración euroasiática habrá de ser olvidada también.

El plan es brillante, dado que sin un solo tiro se abate al enemigo más temido. Occidente obtendrá una victoria ideológica únicamente a través de la teoría. Porque ya se nos ha engañado con las teorías del neoliberalismo y del sistema económico y social liberal.

Ucrania en estos momentos es un laboratorio político, donde de forma vertiginosa se está cambiando la mentalidad de un pueblo entero y no podemos estar seguros de que a los autores de este experimento antisocial no se les ocurra repetirlo en el territorio ruso. Por ejemplo, para forzar a Moscú a enzarzarse en una hipotética guerra con China, hasta que no haya más soldados rusos para combatir… Esta conclusión es evidente, tras un análisis preliminar del problema y de las condiciones preestablecidas.

Quien acabará el experimento neoliberal en Rusia

Se encargará de ello un Gobierno compuesto por fanáticos del liberalismo y de seguidores fervientes del fundamentalismo de mercado. Unos hombres que no reconozcan ni quizás entiendan ninguna teoría ni método que no sean vengan del liberalismo. Rusia será estrangulada por sus propios ciudadanos, para que luego se diga, igual que en el este de Ucrania, que "se mataron solos", "se quemaron por iniciativa propia". Porque los neonazis occidentales y locales en Ucrania están poniendo a prueba precisamente la capacidad del pueblo de resistir, de mantener la faceta humana y la soberanía nacional.

Las élites liberales rusas en su interior están de acuerdo con ello, por estar acostumbradas al consumo. En realidad, tampoco son ya élites muy rusas: sus intereses están estrechamente entrelazados con los intereses de Occidente. Una élite orientada por la idea nacional no puede estar descontenta con su propio pueblo, ni hacer empeorar infinitamente su situación, ni tampoco soñar con sustituirlo.

La pérdida de la dignidad humana, la destrucción de la conciencia y la identidad nacionales, la incapacidad de oponer resistencia, ésta será la Rusia de después del final del experimento más cruel en la historia de la Humanidad. ¿Acaso no es la premisa ideal, para conseguir una nueva esclavitud?

Pruebas de la fábrica de pobreza

Es muy significativa en este sentido en la Rusia moderna la historia con las hipotecas en divisas que podría perfectamente considerarse un experimento liberal. Unas 150.000 familias rusas, antiguos representantes de la clase media, cayeron en la trampa tendida por los bancos. El truco consistía en que en el 80% de los casos el préstamo se expidió en rublos, estando atado a las divisas de forma nominal. Los bancos se negaban a conceder hipotecas en rublos, promoviendo las de divisas. Y la ley actual está de su parte.

Como si de un modelo de investigación se tratara, se está buscando la forma de hacer quebrar a la gente mediante técnicas financieras. De quebrantar su voluntad, pisotear su dignidad, haciendo precipitarse hacia el abismo su nivel de vida. No es difícil suponer qué pasará con sus familias, que se tendrán que ir a la calle con los niños y los padres mayores de edad, acompañados por los gritos de sus conciudadanos "os lo habéis buscado". Al mismo tiempo, el Estado puede condonar unos 150.000 millones de deudas de países extranjeros.

Esta técnica tan eficiente permite convertir al instante a la clase media en los nuevos pobres. La nueva ley de quiebra sólo propiciará este proceso, mientras que Rusia, al igual que África, se convertirá en una fábrica de pobreza, líder de producción de miseria, declarable con facilidad "basura biológica", muy al estilo de las teorías maltusianas.

Por una parte, el Gobierno neoliberal apoya con billones de rublos a los bancos comerciales que, a su vez, juegan con el Banco Central (que, de hecho, se niega a cumplir con su obligación constitucional de garantizar la estabilidad de la moneda nacional) y a conseguir la caída del rublo. Por otra parte, llama a la población a prepararse al paro masivo. De modo que los ricos se harán todavía más ricos y los pobres, más pobres.

Otro ejemplo parecido es la ley inhumana —por su condición antisocial- que se está sometiendo a consideración en Noruega. De acuerdo con el documento, cualquier persona que dé a los indigentes asilo, dinero, ropa o comida puede ser condenada a hasta un año de cárcel. Porque la caridad desde el punto de vista del neoliberalismo se convierte en un acto criminal. Fue inequívoca la reacción de la ex diputada del Parlamento noruego Karin Andersen: "Uno de los países más ricos de Europa criminaliza a las capas sociales más pobres de Europa. Ya no hay libertad para pedir ayuda".

Esta es la nueva etapa en la renuncia a todas sus obligaciones por parte del Estado, en la realización de la doctrina neoliberal cuyo extracto fue presentado en el discurso de entronización del Rey de los Países Bajos Guillermo-Alejandro hace dos años. Anunció el final del Estado de prosperidad universal que dejaría lugar a la "sociedad de participación", con la correspondiente reducción de los gastos públicos y su delegación en los ciudadanos neerlandeses.

No es difícil prever que esta política desembocará en la caída general del nivel de vida en todo el mundo. con el derrumbe inevitable del imperio del dólar estadounidense, que es sólo cuestión de tiempo, todo ocurrirá de manera vertiginosa.

Y será cuando resultarán útiles los experimentos que den solución al problema de la pobreza masiva.

El siguiente blanco será China

El neoliberalismo puede considerarse una técnica de colonización forzada del mundo entero. Con el neoliberalismo impuesto por doquier, nadie se sentirá a gusto, ni siquiera los pueblos de los países que son centro de emisión de las divisas de reserva a nivel mundial.

En este sentido, merece la pena prestar atención a la postura de China. ¿Por qué permanece callada, cuando Occidente está librando una lucha encarnizada contra Rusia? No debería hacerse ilusiones acerca de su entrada en el club de los G2, a pesar de todas las promesas de EEUU de repartir el mundo y el "botín".

Con el aislamiento de Rusia, Occidente está poniendo a China a prueba, comprobando el grado de sumisión y su disposición a cambiar los principios fundamentales de las relaciones internacionales por los beneficios económicos obtenidos de los países occidentales. Sin embargo, a lo largo de la historia nunca se ha comerciado con principios ni ideas, sólo se ha derramado sangre por ellas.

Decía Alexander Zinóviev que "el principal acontecimiento del siglo XXI ha de ser la derrota del comunismo asiático encabezado por China". Por esta razón el siguiente blanco de Occidente después de Rusia, cuando no el principal, será China. Y por la misma razón China debe dejar de ser un mero observador en el enfrentamiento de Rusia y Occidente.

Únicamente uniendo los potenciales económicos de los dos Estados más importantes del planeta, China y Rusia, se puede poner fin a la democracia universal dirigida y al demencial experimento neoliberal con la humanidad.

 

 

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