En 2014, los investigadores hallaron en el yacimiento paleontológico de Corral Bluff, en Colorado, un cúmulo de fósiles que consistía en varios fragmentos de cráneos de mamíferos.
Les permitieron reconstruir cómo regresó la vida a nuestro planeta durante el primer millón de años después de la extinción de los dinosaurios.
"La colisión causó la extinción de tres de cada cuatro tipos de organismos vivos. Si bien aquel fue un período realmente malo para la vida en la Tierra, algunas formas sobrevivieron, incluidos algunos de nuestros ancestros más tempranos", explicó el paleontólogo Tyler Lyson, del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.
Más tarde, unos 100.000 años después, ya había mamíferos de varios kilogramos —del tamaño de un mapache— en la zona. En los siguientes 600.000 años, su tamaño aumentó hasta unos 50 kilos.
Unos 700.000 años después del impacto, el paisaje se transformó en bosques de palmeras y, más tarde, de nueces y otros tipos de árboles. Dichos cambios se debieron al calentamiento global provocado por la caída del asteroide.
"En cada período de calentamiento se observa una alteración en la comunidad de plantas y, posteriormente, cambios en los mamíferos", explicó Lyson.
Esta es la primera vez que los paleontólogos logran documentar los cambios evolutivos de este período. Los autores del estudio subrayaron que todos los mamíferos modernos —entre ellos los humanos— pueden rastrear sus orígenes a aquellos primeros supervivientes de la catástrofe.