Se trata del Instituto Internacional de Ciencias de la Vida —ILSI, por sus siglas en Inglés—, fundado en EEUU por el entonces vicepresidente de Coca-Cola, Alex Malaspina, que tiene sucursales en 18 países.
Es más, la idea la confirma uno de los expertos citados.
"En las economías emergentes es donde está la acción. Estos son lugares donde la infraestructura sanitaria está menos establecida y las poblaciones pueden estar menos informadas sobre los riesgos para la salud. Si las corporaciones pueden ingresar desde el principio, pueden moldear los relatos y políticas alrededor de los productos no saludables", afirma Laura A. Schmidt, profesora de política sanitaria en la Universidad de California.
Según Jacobs, el ILSI está casi totalmente financiado por los gigantes de la agroindustria, la industria alimenticia y farmacéutica, entre ellos, Danone, Monsanto, DuPont, PepsiCo, Coca-Cola y General Mills.
"El poder de esta industria es aún mayor que el de la industria tabacalera", dijo Sunita Narain, directora del Centro para la Ciencia y el Ambiente en Nueva Delhi.
En Brasil, según NYT, los representantes del ILSI ocupan cargos en una cantidad de paneles sobre alimentación y nutrición, que previamente estaban reservados a investigadores universitarios.
Anteriormente, las actividades del ILSI en China habían sido investigadas por Susan Greenhalgh de Harward. En su artículo para el British Medical Journal argumenta que The Coca-Cola Company ha orientado las políticas de China respecto a su creciente crisis de obesidad hacia el ejercicio físico más que hacia una dieta y alimentación saludable para salvaguardar así las ventas de sus bebidas.