Y a la hora de hablar del reino animal en conjunto, tampoco estamos tan mal posicionados. Nos encontramos entre las primeras 13 especies mejor dotadas.
Pero ¿a qué se debe esto? Los científicos no han podido explicar con exactitud el porqué de este fenómeno.
De acuerdo con el biólogo evolutivo Darren Curnoe, debido a que las féminas de nuestra especie no se comportan como las demás primates (no exponen de manera evidente sus ganas de tener relaciones), el hombre se vio en la obligación de 'hacerse publicidad' con el tamaño de su miembro.
No todo es color de rosa
Uno de los aspectos más curiosos del miembro humano es que no tiene báculo, es decir, hueso del pene, ya que lo perdimos en la evolución. La mayoría de los primates cuenta con él, así que los humanos somos más bien la excepción.
A pesar de que no se conoce a ciencia cierta la aparente función de este hueso extraesquelético (no conectado con el resto del esqueleto), algunos investigadores sostienen que el hueso del pene ayuda a prolongar la penetración vaginal.
Sin embargo, los humanos, al ser una especie en su mayoría monógama, no necesita de una larga penetración (el promedio es de dos a tres minutos) para que el esperma llegue a la meta y de allí que el báculo se hace innecesario.
Así que podemos agradecer, algunos más que otros, a la evolución por el tamaño de nuestro pene, aunque otras especies sean más afortunadas a la hora de desempeñarse en el acto sexual.