Se le prestó una especial atención al cráneo, que fue solo identificado ahora. Los investigadores encontraron que un representante de una familia de gibones previamente desconocida para la ciencia había sido enterrado en la tumba. La nueva especie fue bautizada como Junzi imperialis.
"Nuestro estudio demostró que en el pasado los gibones eran mucho más comunes que ahora, pero, con el tiempo, el desarrollo de la sociedad humana ha llevado a una disminución dramática en el hábitat del gibón, que en nuestro tiempo se limita al sur de China", concluye la coautora del estudio, Helen Chatterjee, citada por Science Mag.
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Pero ¿qué estaban haciendo los restos de un mono cerca de la abuela del primer emperador chino? Es que en el primer milenio antes de Cristo estos monos eran considerados símbolos de 'hombres nobles' y a menudo se les mantenía como animales domésticos.