Los satélites de la Tierra, las líneas eléctricas, las corrientes oceánicas y los patrones de migración animal dependen de la estabilidad del campo magnético que envuelve al planeta. Dicho campo lo protege de los rayos cósmicos dañinos, de manera análoga a un par de gafas de sol polarizadas.
Inversiones geomagnéticas tienen lugar en promedio unas pocas veces cada millón de años. Sin embargo, los intervalos entre ellas son muy irregulares y pueden extenderse hasta las decenas de millones de años.
La mayor preocupación que plantea un acontecimiento semejante es que debilitaría el mayor escudo de nuestro planeta. En particular, las fluctuaciones en la estabilidad del escudo magnético dejan expuesta la Tierra a las amenazas de las tormentas geomagnéticas que tienen lugar cuando las erupciones de energía solar alcanzan nuestro campo, entre tres y cinco días después de que salgan del Sol.
Debido a la variabilidad del campo, sin embargo, Livermore y Mound afirman que señalar la fecha exacta de la próxima inversión será "complicado". Mientras tanto, probablemente no deberíamos preocuparnos demasiado: en un artículo en Nature de 2008, otro investigador de la Universidad de Leeds, David Gibbons, confirmaba que "podríamos" dirigirnos hacia otra inversión de los polos, pero aseveró a los lectores que la raza humana ha sobrevivido a varios acontecimientos de este tipo, por lo que, seguramente, podría salir indemne de este también.