Anteriormente, los investigadores ya advirtieron de que es muy probable que el glaciar Pine Island esté a punto de experimentar un rápido retroceso.
El glaciar Pine Island forma parte de la capa de hielo de la Antártida Occidental. En 2015, una masa de hielo de más de 580 kilómetros cuadrados se desprendió del glaciar. Los investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU) analizaron las imágenes por satélite tomadas antes del acontecimiento y se percataron de algo bastante preocupante.
Las fotos de 2013 mostraron una grieta emergente en la base de la capa de hielo, que se desplazó hacia arriba durante dos años. No obstante, en 2015 la fisura rompió la superficie de la capa, dejando todo el glaciar a flote.
"En general, se acepta que ya no se trata de si la capa de hielo de la Antártida Occidental se derretirá o no, sino de cuándo sucederá esto", afirmó el director de la investigación, Ian Howat.
Según el experto, la aparición de tales grietas desencadena otro mecanismo para el rápido retroceso de los glaciares, aumentando la probabilidad de que pronto atestigüemos un colapso significativo de la Antártida Occidental.
"Las grietas normalmente se forman en los márgenes del bloque, donde el hielo es muy fino y los cortes lo acaban desgarrando. No obstante, la última desfragmentación del glaciar Pine Island se debe a una grieta que se originó en el centro de la capa y se propagó a los márgenes", explicó Howat.
A juicio de los investigadores, el número creciente de estos 'valles' en la superficie es una señal clara de que el proceso de descomposición del hielo está sucediendo por debajo.
"Si son en realidad sitios débiles, propensos a la aparición de grietas, podríamos ver una pérdida de hielo más acelerada en la Antártida", indicó.
No obstante, en el caso de que dicha capa se derrumbe, el nivel del mar podría subir en casi tres metros, inundando las mayores urbes del mundo.
Howat apuntó que es imprescindible entender cómo se forman estos 'valles' y grietas para poder predecir los movimientos de los glaciares.