Una reciente investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) saca a la luz que esa tendencia no es un fenómeno que afecte únicamente a los humanos. El estudio que involucró a primates de ambos sexos en condiciones de vidas idénticas reveló que nuestros 'primos' varones también viven menos que sus parejas.
"Esa desventaja masculina tiene profundas raíces evolutivas. Los primates varones son generalmente desfavorecidos en relación con las hembras, tanto en la esperanza de vida como en su igualdad", dice la profesora de la Universidad de Duke y coautora de la investigación, Susan Alberts.
Los datos recopilados durante los últimos siglos confirman que los seres humanos han logrado incrementar drásticamente su esperanza de vida en un corto período de tiempo. Así, hace dos siglos, la esperanza de vida promedio en Suecia rondaba los 30-40 años, mientras que hoy día roza los 80, lo que significa que un bebé nacido en nuestros tiempo puede vivir más del doble que sus antepasados del siglo XIX.
Por ejemplo, una niña nacida en Suecia en 1800 sobreviviría a su hermano por tres o cuatro años como promedio. Doscientos años más tarde, y con 45 años añadidos a la esperanza de vida en el país nórdico, esa brecha de tres o cuatro años entre los sexos persiste.
"Es desconcertante. Si podemos hacer que la vida dure tanto, ¿por qué no podemos reducir la brecha entre hombres y mujeres?", se pregunta Alberts. Un buen número de explicaciones ha sido propuesto, incluyendo algunas que tienen que ver con la genética.
Así, los investigadores ponen de relieve que el hecho de que el ADN de los varones lleve solo una copia del cromosoma X. Esto significa que las hembras, que llevan dos, son más capaces de compensar las variantes genéticas dañinas. Eso, por supuesto, sin tener en cuenta que los hombres se involucran más a menudo en actividades de riesgo para su vida, apunta la profesora.