"Imaginen un escenario en el que un forense encuentra un bolígrafo —lapicero—, un móvil, o una llave que no llevan ADN del criminal o si lo llevan, no está en su base de datos. Por eso nosotros hemos pensado aplicar las huellas químicas de la piel de una persona para determinar el estilo de vida que lleva el dueño de uno de estos objetos", dijo el científico de la Universidad de California Pieter Dorrestein.
De acuerdo con su estudio, publicado en la revista PNAS, los científicos estadounidenses han conseguido convertir las huellas dactilares, dérmicas y del aliento, dejadas en los objetos personales, en un detallado 'biopasaporte' de una persona.
Tras reunir a un grupo de cuarenta voluntarios, los científicos analizaron sus teléfonos con ayuda de un espectrómetro de masas. Los datos conseguidos permitieron determinar qué medicinas tomaban estas personas, qué comían y qué bebían, o incluso qué crema de protección solar utilizaban.
"Al analizar las moléculas presentes en un teléfono se puede determinar si este pertenece a una mujer, si su dueña se tiñe el cabello o si usa cosméticos caros, si bebe café o vino, si lucha contra la depresión, así como otros detalles de su vida privada", enfatizó la colega de Dorrestein, Amina Bouslimani.
Además, el nuevo método puede utilizarse para vigilar el cumplimiento de un determinado tratamiento por parte de un paciente, conocer qué efecto le causan medicinas concretas y evaluar la situación ecológica y toxicológica de un territorio