Según un estudio publicado en la revista científica Nature Communications, las erupciones del volcán son provocadas por flujos de rocas derretidas que provienen de otra zona de la cordillera de las Cascadas.
El monte Santa Helena es uno de los volcanes más activos de la cordillera de las Cascadas —una gran cordillera de la zona occidental de América del Norte que forma parte del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico—. No obstante, Santa Helena se ubica en una zona geológicamente tranquila.
Los científicos realizaron una cartografía sísmica de los alrededores de Santa Helena y colocaron miles de sensores para detectar los movimientos de las rocas. Además, los geólogos llevaron a cabo una serie de explosiones para seguir el movimiento de las ondas de choque en el interior de la tierra y localizar los vacíos.
De esta manera, descubrieron que no existe la cámara magmática por debajo del monte —un gran repositorio en el cual se acumulan las rocas derretidas antes de la erupción—. Según creen los investigadores, la fuente de magma se encuentra al este del volcán, más cerca del resto de las montañas de la cordillera, donde las capas superficiales de la corteza terrestre son más calientes.
No obstante, los sismólogos siguen sin saber qué tipo de fuerza hace que las rocas derretidas se desplacen hacia el monte Santa Helena.