No está claro cuántos contratos fueron realmente congelados, pero al menos dos de ellos se consideran grandes, precisó.
Un contrato estaba relacionado con la modernización de los cazas F-16 que realiza Lockheed Martin bajo un contrato de venta comercial directo que expira este otoño boreal.
Estas acciones de los legisladores estadounidenses son una herramienta de presión diplomática sobre Ankara, expresó el medio, al detallar que las autoridades norteamericanas no han recurrido a esta medida desde hace más de 40 años. En 1975, después de que los militares turcos desembarcaron en Chipre, Washington suspendió la venta de armas a Turquía durante tres años.
A su vez, a los representantes de la industria de defensa les preocupa que si la situación no cambia el próximo año, pueda afectar negativamente a las relaciones entre los contratistas de ambos países, por lo que las empresas turcas tendrán que buscar socios en otro lugar.
Asimismo, existe la posibilidad de que Turquía no quiera comprar las armas de EEUU en primer lugar.
Aunque Estados Unidos sigue siendo el mayor proveedor extranjero de armas de Turquía, el país fabrica una cantidad considerable de bienes militares a nivel nacional. Además, ha comprado armas rusas como el S-400 e incluso ha considerado adquirir un sistema de misiles chino en 2013.