"Rusia estaba preocupada por la seguridad de los datos del sistema S-400, y Turquía prometió proteger estos datos", dice el medio turco Milliyet con referencia a Demir.
A finales de junio, el senador republicano estadounidense John Thune presentó un proyecto para que el Pentágono pudiera comprarle a Turquía el sistema de defensa antiaérea S-400.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Con un alcance de hasta 400 kilómetros, el sistema puede alcanzar blancos que se encuentran a alturas de hasta 30 kilómetros.
Turquía firmó en diciembre de 2017 el primer contrato con Rusia para la compra de los S-400 por un valor de 2.500 millones de dólares.
Washington había exigido que Ankara renunciara a esa transacción y comprara los Patriot estadounidenses, incluso amenazó con cancelar la venta a Turquía de novísimos cazas F-35 e imponer sanciones de acuerdo con la ley para Contrarrestar a los Adversarios a través de Sanciones (ley Caatsa).
Pero Ankara se negó a hacer concesiones, y aseguró que su propósito de adquirir los sistemas rusos seguía siendo firme.
En septiembre pasado Rusia completó el primer contrato con Ankara. Y en junio de este año, Rusia y Turquía alcanzaron un acuerdo sobre el suministro a Ankara del segundo lote del sistema de defensa aérea ruso S-400.