Las autoridades alemanas ya habían decidido crear centros de tránsito, donde los inmigrantes pudiesen esperar la deportación a otros países de la Unión Europea (UE).
Según la iniciativa, dichos centros debían ubicarse en la frontera entre Austria y Alemania.
El canciller de Austria por su parte declaró que tomarían medidas para evitar daños al país y a su población, en particular para proteger su frontera sur, en respuesta a las regulaciones nacionales de Alemania.
A este respecto, Kurz también afirmó que el Gobierno alemán todavía no tiene una clara política respecto a la migración.