"Las fuerzas de seguridad no dejaron a los partidarios del expresidente [Almazbek Atambáev] desestabilizar la situación. Hay calma en la capital [kirguisa] en la mañana del 9 de agosto", publicó la legación diplomática en su cuenta de Twitter.
Atambáev se entregó a las fuerzas del orden el 8 de agosto, después de que un grupo de operaciones especiales lanzara un nuevo asalto a su residencia cerca de Biskek, al día siguiente del primer operativo que derivó en enfrentamientos con los partidarios del expresidente y se saldó con un muerto y casi cien heridos.
Según su abogado, el exmandatario permanecerá bajo arresto hasta el 26 de agosto en una prisión preventiva del Comité de Seguridad Nacional.
A Atambáev se le incrimina supuestamente el delito de corrupción relacionado con la excarcelación de un capo criminal, Aziz Batukáev.
Más tarde, después de que el exreo abandonara Kirguistán con un nuevo pasaporte, se supo que era un diagnóstico falso y se abrió una investigación, que se tradujo en el arresto de varios médicos y funcionarios de alto rango.
El pasado 20 de junio, el Parlamento kirguís entregó a la Fiscalía un pliego de acusaciones contra el expresidente Atambáev (2011-2017), entre ellas su implicación en varias tramas de corrupción y blanqueo, reordenación ilícita de terrenos y asistencia a la excarcelación ilegal de un delincuente.
La Fiscalía avaló todos los cargos, salvo los de usurpación de poderes y persecución a periodistas y oponentes políticos.
De ser declarado culpable, el expresidente, de 62 años, podría pasar el resto de su vida entre rejas.
Atambáev atribuye las acusaciones a motivos políticos, insiste en que es inocente y se declara dispuesto a rendir cuentas de su gestión, pero hasta la fecha rehusó comparecer ante los jueces instructores que le citaron reiteradamente para prestar declaración.
