- "Una sociedad civilizada no debe tener costumbres bárbaras. Comerse la carne de los animales que consideramos nuestros amigos es una verdadera barbarie".
- "De acuerdo con los principios de igualdad de las civilizaciones, ninguna nación tiene derecho a imponer sus propios criterios culturales a otros pueblos. La resolución de la Cámara de Representantes de EEUU sobre los hábitos alimenticios de los asiáticos, incluidos los vietnamitas,es un paso provocativo y totalmente absurdo".
Así podrían resumirse los alegatos de los dos campos irreconciliables en los que se ha dividido la sociedad vietnamita. En su moción escrita, los legisladores estadounidenses llaman a los pueblos de China, Corea, Vietnam, Tailandia, Filipinas, Indonesia, Camboya, Laos, y la India a poner fin al mercado de carne de perro y gato.
"Apoyo totalmente a quienes no comen carne de perro y gato y protestan contra la violencia hacia los animales en general. Los tiempos de barbarie han pasado. Los perros y los gatos son animales muy cercanos a nosotros y las personas los tratamos como amigos. Una sociedad civilizada no debe tener costumbres bárbaras. Comerse la carne de los animales que consideramos nuestros amigos es una verdadera barbarie", compartió con Sputnik el doctor y psicólogo, Khang Minh.
Pero muchos son también los vietnamitas que sienten indignación por lo que consideran una intromisión en sus tradiciones. Estos alegan que cada nación tiene sus propias particularidades culturales que definen su identidad. En particular, la cultura gastronómica es uno de los reflejos más fuertes que marcan las diferencias entre las civilizaciones.
Alegan que en la cultura europea, por ejemplo, es habitual comer carne de vaca o de cerdo, algo asombroso y extraordinario para los hinduistas y musulmanes, respectivamente. Para los primeros, las vacas son animales sagrados, mientras que para los segundos el puerco es un símbolo de degradación e impureza.
"Para los vietnamitas, criar perros como mascotas y animales domésticos es una tradición relativamente nueva, traída al país no hace mucho", explicó a Sputnik Pham Manh Cuong, un vietnamita nacionalizado francés que reside en San Petersburgo, Rusia.
Aunque para Pham Phu Cuong no es aceptable comer carne de perro, tampoco ve con buenos ojos que ciertos países pongan sus propias costumbres gastronómicas por encima de las tradiciones culturales de otros. "Resido en el extranjero y respeto las tradiciones del país en el que vivo, por lo que mis hábitos son similares a los hábitos de los residentes locales. Veo que los vietnamitas están indignados por las medidas de la Cámara de Representantes de EEUU y eso es una buena señal. EEUU constantemente interfiere en los asuntos internos de otros países", concluyó.