"Miles de rohinyás continúan abandonando Rakáin, para mediados de junio, había 11.432 recién llegados a Bangladesh", dijo Hussein en la 38 sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
Todos los refugiados recién llegados describen "la violencia continua, el acoso y las violaciones de derechos humanos, incluidos los asesinatos y los incendios premeditados de las viviendas de los rohinyás".
A este respecto, Hussein pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que remitiera inmediatamente el caso de Birmania a la Corte Penal Internacional para que investigue los supuestos crímenes de lesa humanidad y genocidio cometidos contra rohinyás.
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Más de 700.000 rohinyás, un grupo étnico musulmán bengalí del norte del estado birmano de Rakáin, huyeron a la zona limítrofe de Bangladés en poco menos de un año desde finales de agosto de 2017, en medio de un brote de violencia provocado por un ataque del llamado Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán (antiguo nombre de Rakáin) contra 30 puestos policiales y la operación militar llevada a cabo por los militares birmanos en respuesta.
El total de rohinyás en el distrito bangladesí de Cox's Bazar se estima en unas 919.000 personas, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) correspondientes a finales de junio.
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana estimada entre 1,1 y 1,5 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes; el conflicto y la crisis humanitaria se agravaron especialmente con la transición política de un régimen militar a uno civil ocurrida entre 2011 y 2012.