En un principio, las autoridades cifraron en 16 el número de los insurgentes abatidos, pero más tarde se descubrieron en el río Indravati 11 cuerpos más, ya inflados y con signos de descomposición, entre ellos dos mujeres.
Las evidencias apuntan a que los naxalitas, como conocen en la India a los guerrilleros maoístas que cometen secuestros de civiles, asesinatos y ataques a los militares, no murieron en un enfrentamiento sino en una emboscada.
Los maoístas que operan desde 1960 en las zonas centro y este de la India dicen que luchan para liberar a los campesinos de la "opresión capitalista".
En 2016, los atentados de la insurgencia dejaron más de 170 muertos en la India.
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El ataque más violento con 16 víctimas se produjo en julio del año pasado en el estado de Bihar.