Corea del Norte, ¿el país de la energía verde?
Las algas son una fuente abundante de nutrientes e incluso ayudan a luchar contra la contaminación. A raíz del embargo de petróleo que experimenta Corea del Norte —como consecuencia de las sanciones internacionales—, su producción podría ayudar a minimizar sus efectos.
"Una industria de algas podría, poco a poco, mitigar los efectos negativos de las sanciones que afectan al suministro eléctrico y a la seguridad alimentaria", dicen en 38 North.
Un 'secreto' de Corea del Norte
"Estas instalaciones son cada vez más avanzadas, como la que está a las afueras de Wonsan, sorprendentemente bien organizada y al aire libre, o la del sur de Pyongyang, menos organizada pero igual de grande que la otra (…) Son estructuras parecidas a invernaderos que no solo permitirán que la producción de algas dure todo el año, sino que las mantendrán limpias. Lo que refuerza la idea de que las quieren utilizar como suplemento alimenticio", señalan en 38 North.
Algas multiuso
Pero a Corea del Norte todavía no le sale a cuenta utilizar las algas únicamente para producir biocombustible, indican en 38 North. Sería necesaria una ingente cantidad de ellas para paliar el déficit de petróleo.
Cuando se procesan, estos polifiléticos tienen un alto contenido de proteínas, lo que los convierte en un excelente suplemento alimenticio y fertilizante, dicen desde 38 North, y se utilizan a menudo para combatir la desnutrición en los países en desarrollo, además de comercializarse como 'superalimentos'.
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"Y esas mismas algas también pueden contener, aproximadamente, un 20% de lípidos, que pueden ser procesados y convertidos en biocombustible", destacan.
"Si [Corea del Norte] produjese 100 veces más hectáreas de algas que ahora, la producción de petróleo podría cubrir el 6,5% de lo que necesitó el país en 2014", ponen de ejemplo en 38 North.
Pero puede ser un primer paso para que desde Corea del Norte se puedan librar de la dependencia energética del exterior y sean completamente autosuficientes. Un objetivo que, a fin de cuentas, forma parte de su filosofía juche. Si el futuro de Pyongyang está teñido de verde o no, es algo que solo el tiempo y las sanciones dirán, destaca el artículo.