"Estos terroristas están intentando desmantelar las estructuras de administración local", declaró Kyaw Swe, citado por el diario digital Mizzima, al intervenir ante diplomáticos extranjeros acreditados en Naipyidó.
El asesor de Seguridad Nacional U Thaung Tun dijo durante la misma reunión que la nueva espiral de violencia en Rakáin es "muy diferente a los ataques anteriores" e implica graves consecuencias no solo para Birmania, sino también para la región y otros países.
"Es una clara indicación de que los terroristas planearon y ejecutaron sus ataques para minar los esfuerzos del Gobierno y de la comunidad internacional encaminados a lograr la paz, la estabilidad y el desarrollo sostenible en el estado de Rakáin", dijo.
El 25 de agosto, los insurgentes rohinyás atacaron una treintena de puestos policiales en Rakáin matando a 10 policías, un soldado y un oficial de Inmigración.
Poco después, el Gobierno birmano declaró terrorista al Ejército para la Salvación Rohinyá de Arakán (ARSA, por sus siglas en inglés).
Lea también: Al menos 13 militares muertos en tres días de enfrentamientos en Birmania
El grupo insurgente, que niega tener vínculos con el yihadismo transnacional, respondió que ejerce legítima defensa en un intento de salvar a la comunidad rohinyá de Arakán del "terrorismo de Estado".
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a los rohinyás y mantiene marginalizada a esta minoría musulmana, alegando que son inmigrantes ilegales del vecino Bangladés.
Le puede interesar: Birmania en contra de la investigación de la ONU por supuesta limpieza étnica
Durante los disturbios de 2012 fueron quemadas aldeas enteras de los rohinyás.
El conflicto en Rakáin se agudizó después de que insurgentes rohinyás realizaran en octubre y noviembre de 2016 una serie de ataques contra guardias fronterizos.